Alfredo Bryce Echenique.
Dos años antes de alcanzar el
reconocimiento unánime por su primera novela, Un mundo para Julius (1970), Alfredo Bryce Echenique publicó el libro de cuentos Huerto
cerrado (1968), título
sugerido por su amigo y colega Julio Ramón Ribeyro, volumen que obtuvo una
mención especial en el concurso Casa de las Américas, de La Habana.
De esta colección sobresale «Con
Jimmy en Paracas», que evidencia un estilo propio, un humor y una narración
coloquial particulares. El autor ha declarado en repetidas veces que esa libertad
para escribir frases largas, párrafos en aparente desorden, se lo debe al argentino
Julio Cortázar.
Otro estupendo texto es «Yo
soy el rey», que transcurre en un prostíbulo de la avenida Colonial, con bolero
«chuchumequero» de fondo. Es necesario precisar que, salvo «Dos indios», todos
los relatos de este primer libro se ambientan en Lima. En ciertas ocasiones,
los personajes escapan a Chosica y Chaclacayo, distritos de la capital peruana a
los que van en busca de sol.
El conjunto permite
mostrarnos a Manolo, protagonista de estos cuentos, quien estudia en un
internado inglés de Chosica, asombrarse al descubrir que un compañero del
colegio es homosexual. En otros relatos declara su amor por primera vez a una
chica, visita un burdel, desflora —ya universitario— a una ingenua y bella
adolescente, conoce a la nueva pareja de su madre, vive en Roma en busca de hermosas
actrices italianas, decide volver al Perú por compromiso social y, finalmente,
vaga por las calles limeñas enloquecido. Es decir, se observa a este personaje en
diversas etapas, desde su infancia hasta la adultez.
Los dos libros de cuentos siguientes
Bryce Echenique los perdió en sus diversas mudanzas, por lo que tuvo que
reescribirlos. La felicidad ja ja (1974), título que tomó de una canción
del argentino Palito Ortega, es de lejos su mejor volumen de relatos. Entre las
joyas que ofrece se encuentra «Eisenhower y la Tiqui-tiqui-tín», el monólogo
desde un bar de mala muerte de un exestudiante de Derecho que prometía destacar
como profesional y que era incapaz de realizar un embargo a un viejo compañero
de colegio. Es un inadaptado tanto arriba como abajo, heredero de un nombre que
le quedaba grande, hundido en el fracaso social, económico.
A diferencia del relato
anterior, en «Baby Schiaffino» hallamos un personaje triunfador en el campo
profesional, aunque es un perdedor en el terreno amoroso. Es la historia de
Taquito Carrillo, eterno pretendiente de la chica que da título al cuento, una
hermosa rubia de ojos verdes. Se cuenta que este joven abrazó a los enamorados
de la muchacha por quien se desvivía, conversó con ellos y los vio partir cada
noche con el fruto deseado.
De muy diversos temas, el
libro exhibe algunos rasgos personales del autor: descendiente de un presidente
de la República, pobre profesor de castellano en París (véase «Florence y Nós
três»), amante de la buena bebida y de la tauromaquia. Otro cuento notable es «Muerte de Sevilla en Madrid». La felicidad ja ja
le ayudó a Bryce Echenique a superar una fuerte depresión tras el enorme éxito
de su primera novela. Es significativo que el título primigenio fue El
humorista está triste.
En su siguiente libro, Magdalena
peruana y otros cuentos (1986), se acentúa el interés por ambientar relatos
en el extranjero. Nueva York y México son algunos escenarios, pero el
predilecto es París. Esto es fruto de desarrollar en Europa las tres novelas
anteriores a la publicación de este volumen. Un relato parisino es «El breve
retorno de Florence este otoño», continuación de «Florence y Nós três», del
volumen anterior. También «Una carta a Martín Romaña», que intenta aclarar
algunos aspectos de un personaje de La vida exagerada de Martín Romaña
(1981).
Un relato que
destaca es «Anorexia y tijerita», que confirma la fijación del autor por
finales inesperados, como sucede en los cuentos «Eisenhower y la
Tiqui-tiqui-tín» y «Antes de la cita con los Linares», ambos de La felicidad
ja ja. La mitomanía reaparece en otro texto valioso, «El Papa Guido Sin
Número», tema explorado en «El descubrimiento de América», de Huerto cerrado,
y en «Baby Schiaffino».
El relato más valioso del
tercer libro es «A veces te quiero mucho siempre», cuyo protagonista —como
varios personajes bryceanos— tiene una pareja jovencísima y vive de recuerdos.
Aquí se ofrece una historia que sería contada con variantes en «El carísimo
asesinato de Juan Domingo Perón», del siguiente libro: Guía triste de París (1999).
La comunicación con otras obras suyas es una constante en Bryce Echenique: los protagonistas de «¡Al agua patos!» y «Desorden en la casita», del segundo y tercer libro de cuentos, respectivamente, son muy parecidos al personaje principal de Un mundo para Julius, pues volvemos al niño que pierde a su hermana por una enfermedad y que es amigo de la servidumbre. «Lola Beltrán in concert», de Guía triste de París, tiene mucho en común en cuanto a argumento con «Sinatra y violeta para tus pies».
Bryce Echenique explica que
seis relatos de este cuarto volumen de cuentos tienen su origen en seis
crónicas publicadas. ¿Es signo de agotamiento? Sin embargo, ahí tenemos el
estupendo «Retrato de escritor con gato negro», también con final inesperado.
Una década después, Bryce Echenique publicó La esposa del Rey de las Curvas (2009), del que podría rescatarse el cuento «La funcionaria lingüista», que se basa en el segundo matrimonio del autor, en la relación que tuvo con Pilar de Vega Martínez, quien trabajó en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Raúl recuerda que su esposa jamás se interesó por su disciplina, que sus libros se cubrían de polvo, pues no los leía. Una de las cosas que más le disgustaba de Raquel es que ella trataba de alejarlo de sus mejores amigos en Madrid o intentara que él se enfrentara a ellos.
Menos interesante es el texto que da título al libro. Se trata de una experiencia personal recordada en varias entrevistas. Se centra en un niño solitario algo mitómano cuyas mentiras están a punto de ser descubiertas por sus compañeros del colegio, pero sucede algo inespera-do..
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