9 de enero de 2013

Entrevista a Libido






Con sus letras dedicadas al amor no correspondido como carnada, la exitosa banda nacional Libido se alista para iniciar en julio una gira por Colombia, Venezuela y Estados Unidos.

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Fue un golpe de suerte. Andaban en busca de una modelo esbelta, rubia y alta que llenara la habitación con su belleza para promocionar el primer sencillo de su disco Hembra. Se toparon con la ideal, una joven sueca que estaba de paso por Lima.
Nadie recuerda a qué se dedica en su país, de seguro que en su lejana tierra es una desconocida y acaso trabaje en un oficio menor, pero fue la elegida para participar en el videoclip de «En esta habitación», filmado en cine por el director argentino Picky Talarico y que ya es visto en toda América Latina gracias a la difusión de la cadena MTV, que lo ubica en los primeros lugares del ranking.
Después de varias postergaciones, al fin pudimos entrevistar a los cuatro integrantes de Libido: Antonio Jáuregui (Toño), Manuel Hidalgo (Manolo), Jeffry Fischman y Salim Vera.
En su oficina de Miraflores, rodeados de instrumentos musicales, en un alto de sus ensayos, conversamos acerca de la breve pero ascendente carrera de esta banda de rock nacional.
—A Salim lo conozco desde la adolescencia. Con Manolo somos primos —nos cuenta Toño, el bajista, uno de los compositores y líder del grupo—. Con Jeffry somos ‘patas’ desde la pre-Lima.
Antonio Jáuregui se recuerda trotando por su barrio de la plaza Italia, cargado de sueños por ser músico de rock. Con los susodichos se reunía de vez en cuando para tocar canciones de Nirvana, Radiohead y Oasis.
Cuando vieron las cosas más en serio, en 1996, ensayaron temas propios en la casa de Jeffry, donde se quedaban hasta las tres de la mañana arrancando notas a los instrumentos. Por las innumerables molestias, y a manera de gratitud, dedicaron el primer disco a los padres del baterista.

El despegue. El primer disco, que lleva el nombre de la banda, se editó en 1998. De ese álbum destaca el tema acústico «Sed», un poema de Julio Burjis llevado a la canción. ¿Quién es este autor desconocido? 

—Es un amigo mío que conocí en la universidad. Escribe mucho, pero es inédito todavía. Ahora vive en el extranjero. «Sed», uno de los poemas que me leía, me pareció ideal para ser llevado a la canción —cuenta Toño.

Ese tema, por el deseo de beber sangre, parece propio del conde Drácula. Por otro lado, al protagonista de esta canción le encanta la dependencia. «Quiero seguir en este infierno», dice un verso.
—Expresa un sentimiento exagerado por alguien —afirma Manolo, la primera guitarra—. A veces uno se enamora tanto que está dispuesto a aceptar todo por seguir con una persona que le hace daño.
En «Como un perro», el segundo sencillo, hay un reproche a la mujer, un reclamo a la reciprocidad, a la equidad de trato y a ser correspondido. ¿Tiene que ver con la vida del compositor?
—A veces uno siente que la mujer predomina un poco. Esto nos ocurre a la mayoría de quienes llevamos una relación amorosa. Por eso la gente se identificó mucho con esta canción —confiesa Toño.
Jeffry cree que las mujeres pueden compartir también los sentimientos del protagonista de esta canción. «No nos limitamos, hablamos en general del ser humano», dice el baterista.

Hembra. ¿Por qué la primera canción del segundo álbum se titula «Tres», cuando se trata de una relación de dos personas y el tema que aborda es el arrepentimiento?
—Los títulos de las canciones —responde Manolo— no siempre van con lo que dice la letra. En este caso pusimos «Tres» porque ese número es la base del tiempo de la canción.
«El nombre es un juego —agrega Jeffry, y continúa—: Algunos lo relacionan con un triángulo amoroso». Manolo ríe: «Ayer alguien me dijo que tiene que ver con el tiempo: tres años después te sigues sintiendo igual».
«Para nosotros —revela Jeffry—, es muy importante que cada persona interprete a su manera las canciones. No nos gusta hacer una sola valoración y que esa sea la verdadera». Manolo: «Nos damos cuenta de que mientras más subjetivo uno es, más interpretaciones tiene la gente».
La canción más escuchada del disco, «En esta habitación», ocupó los primeros lugares en el ranking de fin de año de las radioemisoras. Este tema subraya la soledad por la ausencia de una mujer, una constante en los temas del grupo.
—Es curioso —opina Jeffry—, a los tres compositores (Toño, Manolo y yo) nos pasa lo mismo.
Le pregunto a Salim por qué no compone, pues me sorprende que un cantante de rock no lo haga.
—No compongo, es verdad —responde—, pero escribo narraciones a manera de diario que no tengo intención de publicarlas. No quiere decir que más adelante no componga. Espero el momento.
En la balada «No voy a verte más», que rota en las radios por estos días, se aborda también la separación, pero con cierta resignación. «Ya no lucho por tu amor», dice en determinado pasaje.
Toño responde que el protagonista de esta canción perdió toda esperanza de conquistar a la que fue su pareja.
—Nosotros, los peruanos, somos muy sufridos, nos gusta ese tipo de canciones en que las parejas se separan, se acabó el amor y no hay esperanza —afirma.
Estos jóvenes que promedian los 25 años ya incursionan en otros mercados: Hembra (Sony, 2000), segundo álbum de la banda, se editó a comienzos de año en Argentina, hace un mes apareció en Chile, Venezuela, Colombia y Centroamérica, y en julio saldrá a la venta en México y Estados Unidos.
Es momento de continuar con los ensayos. Me pongo de pie y me despido. Al salir de la oficina pienso en el lejano mar Báltico. Mientras desde México hasta Argentina «En esta habitación» rota sin cesar, la bella sueca de ojos de merluza recuerde acaso que cierto día grabó un videoclip en una grisácea ciudad del Pacífico Sur.


* Publicado como «Los peruanos somos muy sufridos», en el diario El Peruano, Lima, 19 de junio de 2001, página 27. Esta no es precisamente una entrevista, sino una crónica.

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